CAPÍTULO 2:
Las prostitutas de calle pueden ser reconocidas por los clientes por su lenguaje corporal, su posición en la calle o la dirección visual de su mirada. Se les puede ubicar en parejas o en pequeños grupos de tres o cuatro. Se les puede atisbar paradas en alguna esquina, al borde de la vereda, cerca a un hostal u hotel de media muerte, en lugares de difícil o bajo tráfico vehicular como la calle Cochrane en el Callao o en lugares de fluido tráfico vehicular y zonas comerciales como en la avenida La Marina o Plaza Manco Cápac, pero confundidas siempre entre el tumulto de personas. Puede que en alguna determinada calle hayan más de 10 mujeres trabajando, pero tienden a formar sub grupos ubicándose en esquinas opuestas, frente a frente o a la vuelta de la calle. En el caso de la población femenina no encontramos juntas a más de 10 trabajadoras en una misma calle, los conflictos, la territorialidad y la competencia son algunas de las razones que lo explican. En cambio, en la población homosexual podemos encontrar grupos de hasta 30 trabajadores en una sola calle, la necesidad de protección así lo determina.
Las trabajadoras sexuales no constituyen un grupo homogéneo, sino que según sean sus condiciones de trabajo, de vida (social y económica) y su historia familiar y personal, así son distintas sus actitudes y respuestas hacia lo relacionado con su salud y con la percepción de su entorno social.
Estas mujeres tienen algunas características muy peculiares con relación a su postura corporal frente a la calle. Una de ellas consiste en cruzarse de brazos y encogerse hacia delante, esto se debe a que épocas de frío resulta una forma eficaz de abrigarse y darse calor. Otra particularidad es la de caminar de un lado a otro o estar de pie o mover una pierna constantemente. El rostro también está sujeto a transformaciones. Expresa tensión cuando la noche se hace larga y los clientes no aparecen, expresa miedo cuando las sirenas del serenazgo se aproximan, expresa tristeza cuando ha sucedido algún hecho lamentable: un intento de agresión física, burla o agresión social.
Hay prostitutas que en el fondo son tan débiles e inocentes que se tranquilizan como pueden. Un cigarro inconfundible se vuelve en el compañero de sus largas jornadas. En nuestras visitas nocturnas percibíamos que algunas parecían hundirse en un abismo sin que nos fuera posible hacer nada para impedirlo. En fin, se está sola en la calle y también se está sola entre la multitud. Cuando los ojos son ciegos, hay que buscar en el corazón, y si el corazón está cansado solo se anda sin rumbo.
Estos pequeños grupos establecen la delimitación de su territorio por el tiempo de posesión de ella, es decir, por los años de trabajo. Se aúna a dicha experiencia el peculiar comportamiento agresivo de algunas de ellas para defender su ubicación, pudiendo ser expulsada cualquier colega que ingrese a una calle que no sea la suya y que además no tenga por lo menos una compañera de trabajo que la respalde o la proteja ante el resto del grupo. Esta modalidad es ejercida básicamente en horas de la noche hasta la madrugada, aunque se dan casos como el del jirón Cailloma donde esta modalidad empieza a realizarse con la luz del alba.
El cobro o la tarifa por los servicios sexuales van desde los 10 y 15 nuevos soles en los niveles bajos como en la calle Cochrane y jirón Dávalos Lisson hasta los 50 y 80 nuevos soles en el nivel medio como en las avenidas La Marina , Universitaria o Arequipa. El cobro generalmente es de forma total para la prostituta, salvo aquellas que tengan "caficho" o proxeneta a los cuales entregan un porcentaje o la totalidad del dinero cobrado. Esto mayormente se da en niveles socioeconómicos muy bajos. El costo del hotel corre por cuenta del cliente.
La tarifa puede variar si es que el intercambio sexual se produce en el vehículo del cliente, estacionado en una calle cercana o en algún descampado como el circuito de playas dela Costa Verde , si es en un simple hostal u hotel con garajes privados o moteles como eran el "Flecha Verde" y el “Cinco y medio” donde hay entrada directa al cuarto. También varía por el tiempo del servicio, si es quince minutos como sucede en la calle Cochrane, una o dos horas como sucede en la avenida La Marina o toda la noche.
La tarifa puede variar si es que el intercambio sexual se produce en el vehículo del cliente, estacionado en una calle cercana o en algún descampado como el circuito de playas de
Podemos señalar que a menor costo del servicio sexual mayor es el número de clientes. A esto hay que añadir que el tiempo es reducido, oscila entre los 7 y 12 minutos; este servicio tiene la característica de ser más instintivo y más primario, netamente genital, sin preámbulos ni juegos sexuales. Los clientes de ellas conforman una especie de antropófagos modernos: devoradores de mujeres, sin rituales ni nada. El costo también varía según las excentricidades sexuales que el cliente demanda y por su mayor duración, bastándole a la prostituta 2 ó 3 clientes para obtener una ganancia considerable.
¿Y qué es de los clientes de estas mujeres? Para los clientes muchas veces las prostitutas constituyen bálsamos aliviadores, el estimulante perfecto que les permite convertir un burdel en un palacio, la soledad en compañía del reloj. Son una especie de amautas de la mentira que conquistan bailarinas del asfalto con su verbo o con su dinero… con su poder macho. Muchos son hombres que nunca han olido una flor, ni han mirado aunque sea de reojo alguna estrella brillante y que jamás han amado a alguien. Para los clientes vanidosos todas las prostitutas son sus admiradoras y solo entienden las alabanzas que les regalan a cambio de su dinero.
El mundo de la prostitución callejera nos dibuja la vida de una manera bastante cruda. Y descubrimos que en ciertas partes de nuestra ciudad, la vida termina convirtiéndose en campos espectaculares poblados de gente no tan espectacular: mujeres olvidadas y ateridas y clientes amalayados en medio de un paisaje azaroso y desolador. He avanzado por algunos rincones de nuestra ciudad y parece que hubiese retrocedido en el tiempo y, es más, diera la impresión de que el tiempo se hubiera detenido allí. Me pregunto dónde están las imágenes de los cuentos infantiles. ¿Dónde estás “Principito”?, ¿Y tu Mafalda dónde te escondiste? Todo resulta avieso, mezquino, ruin.

ALVARO GARCIA CORDOVA
¿pasara todo esto tan solapado que no lo vemos o tan en nuestras narices que simplemente lo ignoramos? Ayudar y educar sin juzgar, que dificil debe ser. Sigue adelante heroe silente y ojala muchos se unan a tu causa.
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