viernes, 18 de mayo de 2012

ELLA... ESA

Ella… Sí, esa, de la que nos visita sin avisarnos, me refiero. La que generalmente nunca se anuncia y cuando se invita a casa lo hace en voz tan baja que nunca, casi nunca, la escuchamos.  Hace algunos años ella estaba bien lejos de aquí.  Se le avistaba muy distante, lejana, oculta... Camuflada, escondida, siempre lista para dar su zarpazo feroz.

Ahora se aproxima silenciosamente, nos respira en la nuca, con un aliento cada vez más fuerte y frío, nos balbucea cosas, nos grita ciertas verdades que no queremos escuchar (o que por el momento no deseamos atender).


De ella, de esa estoy hablando, de la que viste trajes sin luces, la de las prendas monocromas, envuelta en la opacidad de la soledad y el silencio.  Ella… esa, estaba lejos, muy lejos cuando de pronto empezó a mostrase. Le tememos, le rehuimos, la evadimos siempre y sabemos que - aunque no queramos admitirlo - siempre llegará. Tal vez sea necesario replantear nuestra actitud ante esa visita tan impredecible como impostergable. Ella (esa) nos acompaña, nos persigue, nos obsesiona. Es nuestra eterna compañera y no podemos escapar a ella aunque lo anhelemos con ansias.

Ella llegó a casa sin tocar la puerta hace unos días, pasó sin que la invitemos y por más que trancamos la puerta con todas nuestras fuerzas entró, se deslizó por el pasillo, ingresó al dormitorio y se llevó parte de nosotros, se llevó un ala de ángel que nos impide volar (aunque sólo por el momento)

Normalmente no pensamos en ella… en esa. Pero no sólo es indispensable aceptarla y asumirla, sino aprender a vivir con ella y tenerla siempre presente. Mucho se ha escrito y creado en torno a ella. Cosas como que hay que vivir la vida como si fuera el último día de nuestra existencia porque no sabemos lo que nos puede pasar mañana. Eso es bastante cierto y también hay que tenerlo en cuenta. Pero creo que hay algo que nos afecta más que la propia despedida y es la situación en que quedan nuestros seres más queridos.

Pero hay un siguiente nivel a tener presente y que constituye esencial. Y es la imperiosa necesidad de aceptarla para tener la calma necesaria y continuar dando pasos firmes como productivos en la vida. Esto nos permitirá aceptar que muchas de nuestras personas más queridas se irán algún día como consecuencia natural del paso de los años, y otras sin esperarlo. Pero no es sólo eso, cada día que vivimos algo se muere alrededor de nosotros. Uno mira atrás y piensa en todo lo que hemos perdido o hemos renunciado por alguna razón. En cierto sentido parece haber muerto algo, parecen haber muerto muchas cosas, pero no es tan así, se han distanciado.



Quien no viva todas esas pérdidas de cerca, quien crea vivir en un mundo imaginario a su alrededor sin tener presente la muerte como algo esencial en nuestras vidas, jamás alcanzará la plenitud como persona y su felicidad será tan inestable como ficticia.

Uno de los grandes problemas que siempre he visualizado y que, lamentablemente, no he podido interiorizar todavía, es lo referido a aprender a esperar lo inesperado; a resistir y aceptar el mundo tal como es y no como nos gustaría que fuera.  Siempre espero que el mañana sea distinto, que la angustia se marche por la puerta del fondo y que el miedo a las despedidas se transforme en una actitud más intensa de vivir.

Pero ella… esa, también tiene un lado positivo porque es liberadora. Y lo es cuando la vida se vuelve indigna por el sufrimiento, por la limitación, por la frustración de no realizar lo que cotidianamente se realizaba. Entonces, la única solución es apartarse del presente cuando la voluntad de luchar claudicó, y esta claudicación no está sujeta a valoración ni como positiva (valentía) ni como negativa (cobardía).  Es sencillamente una decisión tomada, pensada y sentida en medio de un tiempo y contexto determinado.

La muerte protege – aunque sea muy difícil de admitirlo – a quienes amamos para que no sufran (y lo expreso en tiempo presente porque aún a la distancia seguimos amando a la persona que se fue con la misma intensidad como si estuviese, hoy mismo, a nuestro lado). La muerte la aleja de nosotros pero nos la guarda, la arrancha de nuestras vidas pero para conservarla para cuando - para los que creen que existe una vida nueva después de la muerte – nos reencontremos con ella verla lozana, intacta, sin marcas.

La muerte nos iguala a todos pero ¿qué es la muerte? Si todavía no sabemos lo que es la vida, ¿cómo puede inquietarnos conocer la esencia de la muerte? No basta con pensar en la muerte, sino que se le debe tener siempre delante. Entonces la vida se hace más solemne, más importante, más fecunda y alegre. La muerte es un privilegio pues solo la podemos tener una vez en la vida.  Al final no se le disfruta pero tampoco le temeremos. Conviene vivir considerando que se ha de morir; la muerte siempre es buena; parece mala a veces porque es malo a veces el que muere.

EPILOGO:

¿Cómo llenar el vacío que provoca la ausencia?, tal vez con lágrimas y con pena, con muchas lágrimas y tristeza. Llorando, llorando, llorando hasta que las lágrimas sequen. Con el grito en la garganta, con el pecho agitado por momentos y enmudecido en otros y con los ojos cerrados que no hablan. Me vuelvo a preguntar ¿cómo llenar el vacío que provoca la ausencia? Con los recuerdos buenos, los alegres, los gratos, los que aflojan una sonrisa en nuestros labios, los que nos permiten sentirnos orgullosos de haber compartido con esa persona mucho o poco tiempo.
Y en realidad la muerte no significa nada para nosotros, porque mientras vivimos no existe, y cuando está presente nosotros ya no existimos. Obviamente, a la mayor parte de nosotros nos es indiferente la muerte de la mayor parte de las personas. Únicamente cuando lo vemos en las noticias con bastante crudeza o muere alguien cercano tomamos conciencia de lo que es.

ÁLVARO GARCÍA



Este texto está dedicado a usted señora Elvisa, mujer ejemplar, que un día se marchó pero que sigue muy presente en mis recuerdos.

Viernes 18 de Mayo 2012

miércoles, 25 de abril de 2012




Algo que no me queda claro es lo siguiente: tú trabajabas porque necesitabas el dinero y lo conseguías trabajando ¿Qué te daba, además de dinero, un cliente?
Compañía, comprensión y quizás puedes hacer con él lo que no puedes hacer con otros.

¿A lo último te refieres al plano sexual?
Puede ser en el plano sexual como en la manera que lo tratas. Hay clientes que soportan mucho porque hay muchachas que los tratan mal, les dicen: “si quieres estar conmigo, ya pues suelta la plata”. Pueden ser muy crueles con ellos pero con sus parejas no lo son, puedes estar en la cama con él y lo puedes despreciar.  Es una compañía porque es alguien que se muere por ti. Si ese día te han pasado muchas cosas feas y un chico te trata muy bien, te dice que eres bonita, te arregla el día.

¿En qué aspecto el cliente brinda comprensión?
Es una hora, te puede hablar, te pregunta qué haces, te conversa, al ser la primera vez que te conocen son más recatados. Cuando tienes confianza con una persona, por la misma confianza te pueden insultar, pero como es el primer encuentro entre dos desconocidos hay amabilidad, son más amigos, son más gente, son más educados. También pueden ser chicos que ahí nomás quieren y se acabó rápido. También hay otros y su actitud puede ser de tener sexo a lo bruto, a lo bestia, con insultos. Una tiene que tener habilidad para sortear la maldad.

¿Qué buscas en un cliente?
En primer lugar su dinero aunque eso no ha sido lo primordial. Lo primordial ha sido su compañía. Ahora si tuviera un encuentro con un hombre lo primordial sería la plata y mi seguridad por lo que estoy embarazada.

¿El hecho que estés afrontando sola un embarazo a lo mejor necesitas más compañía?
No, mi hijo es mi compañía, para que más compañía de alguien al que le das cariño. Yo cuando le daba cariño a una persona se iba. A él le voy a dar todo lo que yo no he tenido. Tengo que darle lo mínimo que he tenido yo, por eso me voy a rajar.

¿Qué has ganado en estos dos años de trabajo, sacando lo económico? 
Casi nada, solo el dinero y nada más.

¿En qué te ha perjudicado estos dos años de trabajo?
En darle ese toque especial que tiene una relación sexual, porque una relación sexual es más bonita. Por el mismo hecho de que yo me iba con hombres, me desvestía y rápido me iba. Era una cosa rápida, yo me regresaba con plata y todo lo veía ligero, me iba a los hoteles y no había novedad. Cuando me iba con el William y entraba a los hoteles me abrazada, él era muy caballerito, pero yo era distante. El estaba feliz, yo nunca he llegado a un orgasmo. Yo he tenido el domingo relaciones con él, antes eran mejor porque conversábamos. Siempre he tenido miedo a enamorarme.

Me decías que tenías dudas sobre la paternidad de tu hijo...
Wiiliam toma mucho y fuma pasta. En mi casa me siento mal, no me siento querida. Le  propuse para vivir juntos, pero él no quería. Entonces estuve con Antonio y con William a la vez.

Me llama la atención que llames a tu bebe como “Chucky”…
Mi cuñado a sus sobrinos les dice Chucky, por ser una cosa chiquita que corre o por ser medio feíto, por tener el pelo largo. No por ser un monstruo, sin mala intención.

Me contabas de tu experiencia a los 6 años con una amiguita en la cual te metías a su cuna, ¿esa situación se volvió a repetir?
No, recuerdo solo esa vez. Después como te digo tenía a una amiga que le gustaba quitarse la ropa, desnudarse. Nos reuníamos en su casa y ella se desnudaba o sacaba revistas porno o hablábamos de sexo.  En mi casa mis padres veían películas con imágenes de sexo. Todos veíamos y yo me dormía en la parte de abajo y una vez puse un oso en mi vagina, en eso mi hermano lo habrá visto o no se qué mierda, total que destapó la frazada y me vio con el oso así. Yo sentí mucha vergüenza, el me miró amargo y no dijo nada, se cayó. Fue una especie de secreto.

¿Qué edad tenías?
6, 7 años. Me gustaba chuparme el dedo del pie, a veces me orinaba y mi mamá no me ponía trusa. No se por qué tendía a agarrarme la vagina, será porque veía cosas de mi papá.

¿Qué cosas veías?

Cuando mi papá se levantaba a

 mi mamá, algo sospechaba. En un cuarto estábamos todos juntos, mis padres y mis hermanos. Mi papá se echó al costado de mi mamá, mi papá la había llevado a la cama, la abrazó, la besó, la puso encima de él. Mi mamá no se dejaba, pero yo estaba
más cerca de la tele y veía todo. Mi mamá le decía a mi papá que la bebé. Sabía que no debía ver eso. Mejor vete para afuera me dijeron. No se si terminé de ver.


¿Algunas veces los viste sin ropa?
No creo, no recuerdo. Pero mi viejo era bastante morboso, le sacaba la lengua; era mañoso, pero no recuerdo haberlo visto en el acto, quizás debo haberlos visto, si no cómo.

¿Qué otras escenas como esa has visto en tu casa?
Ninguna otra, salvo las películas. Me gustaban las fotos y las películas donde salían mujeres desnudas. Yo lacté hasta los 5 años, pero a mi me gustaba tocarle su cuerpo yo metía mi mano en su polo y le agarraba su cuerpo y sus senos. Tenía atracción por sus senos y su cuerpo. A mi la mano se iba cayendo e iba tocando todo su cuerpo. Yo pensaba, si ella me dice algo yo le decía que ya no quiero mamar. Tenía mi truco, mi argumento.  No se si ella sentiría porque se movía, entonces sacaba mi mano.

¿Esa atracción por el cuerpo de las mujeres cuando creciste la seguías teniendo?
Hasta los 11 años he tenido gusto por las mujeres. Mi hermano mayor sabía y me decía: “mira la calata”. Me hacía sentir mucha vergüenza.  Mi papá era una persona interesada yo tenía que hacerle reír o distraer para que el me trate bien.

¿Qué hacías para distraer a tu papá?
Engreírle, hacerle cosas bonitas, ser cariñosa. O hacerle reír porque cualquier cosa que yo hacía les causaba risa a todos.

¿El te pedía que hicieras algo en especial?
No, yo me dormía con él, me sentaba en sus rodillas. No recuerdo si había un pene erecto. Yo me dormía cuando él estaba borracho incluso mi mamá decía que me duerma. Mi papá cuando venía borracho, mi mamá me decía: “ya llegó tu papá, ándate”. Yo quería ayudar y ella me decía que dejara y me vaya a dormir. Recuerdo que borracho yo prefería dormir con él muy juntito, pegado a su cuerpo. Yo no recuerdo si él me ponía la mano en la pierna.

¿Por qué razón te gustaba dormir con él cuando estaba mareado?
Sentía más protección, mi padre era más blando.

¿Te refieres que cuando toma se pone más cariñoso?
Más cariñoso, sano. Me gustaba porque él era el que me engreía, me daba todo, pero a veces no me gustaba porque tenía que hacerlo reír y yo no tenía ganas de hacerlo. Además, no me gustaba que todos se rieran porque me sentía una idiota. No me gusta que me tomen mucha atención.

¿Cómo se dio cuenta tu hermano que preferías los cuerpos de mujer?
No se porque se dio cuenta que me gustaba mirar desnudos. Me parecían bonitos los senos traseros, no se si era lo más correcto de mi verlos, pero me gustaba. Si había opción para ver en lugar de dibujos yo prefería los cuerpos.

¿Te gustaban más los cuerpos de las mujeres que de los varones?
Me parecían mejor, a los hombres los veía planos con una cosa grande o chiquita. En cambio la mujer era más voluptuosa: senos, hombros, cabellos, más bonitos. Hasta los 11 años me gustaban.

¿Por qué crees que después de los 11 años tus gustos cambiaron?
No sé, porque hasta esa edad era una constante ver cuerpos desnudos. Incluso una vez cuando mi hermana me decía para bañarnos juntas recuerdo que había cierta relación con ella porque ella a lo mejor se habrá olvidado o es algo que nos callamos. Recuerdo que bañándonos estábamos desnudas, ya éramos grandes ya habían pasado ciertas cosas en el barrio; ella ya había salido con su primer chico, tenía un poco de senos y tenía 12 años, tenía cierto vello púbico, pero era muy recatada, muy callada. Nos bañamos y me pidió que le mame y yo le mamé y creo que ella se excitaba. Incluso creo que hasta le tocaba su vagina, así es que mi papá llegó y nos tiró agua.

¿Ella te tocaba a ti?
No, ella me agarraba la cabeza y me tocaba los hombros. En todo caso me habrá dado un beso superficial, no recuerdo.

¿A ti te agradaba hacer eso?
No mucho, del dicho al hecho hay mucho trecho. Había algo que me decía que eso no está bien porque era mi hermana. Hacerle eso a ella no estaba bien, pero un impulso que sentía pero que no estaba de acuerdo a mi. Se suponía que era una niña, como iba a estar besándola, tocándola, pero me vacilaba. Quizás si hubiera tenido un pene. ¡Uy!, gracias, estoy bien, estoy desarrollando normal.

¿Y si en lugar de tu hermana hubiera sido una amiga?
Una amiga que hubiese sentido lo mismo que yo. ¡Uy! imagínate, qué hubiera pasado. A hacerlo no creo que hubiese llegado hacerlo.

¿Este tipo de juegos llegó a pasar con alguna amiga?
No, tampoco, porque no habían chicas que se prestaran. Pudo pasar con Rubí pero era muy tosca, no me mostraba simpatía. Yo me pegaba a ella pero yo no le caía; le gustaban los niños creo.

¿Cuéntame exactamente que pasó en el carro donde los chicos te tocan?
No recuerdo mucho, tenía 8 años. A las 10 de la noche fui a buscar a mi papá y de regreso a mi casa escuché niños jugando; estaba en short o falda, no recuerdo. El papá de Rubí tenía un micro de la línea 24, era grandazo y estaba estacionado al frente de mi casa. Nosotros jugábamos adentro. Me dijeron: “métete, entra al carro” y todos estaban abajo. Las chicas me decían que subiera. Yo no quería subir solita. Las chicas me convencieron porque eran prepotentes y por miedo subí. Presentía que algo raro había, porque si todas íbamos a subir por qué yo solita. Había cierta expectativa para que yo subiera. El carro estaba vacío, cuando subí cerraron las puertas. Todos los chiquillos estaban escondidos en el carro, eran como 10, yo me fui para atrás y todos se vinieron, no podía salir. Las chicas de afuera miraban y tocaban la puerta y decían: “mucho rato, ya abran”. Habían chicos que cuidaban para que nadie entre y pasaban la voz si los padres venían. Los chicos, entonces, me paletearon bien, menos mal que no me tiraron a ningún sitio.

¿Solamente te tocaron?
Sí, traté de olvidarlo. No se si me quisieron violar o solamente tocar. No creo que ellos supieran de una relación sexual, a lo más el mayor tenía 12 años. Eran chiquillos, no pasó nada más. Tenían unas caras de lobos y mañosos. Las chicas después me preguntaron qué pasó. Les dije que nada, traté de olvidarlos, me aguanté las lágrimas, no hice ni mierda, me quedé tranquila. Todos me agarraron la vagina y los senos. Me sentí mal. Lo normal debió haber sido una niña llorando, pero hacer más aspavientos hubiera sido peor.

¿Sentías ganas de llorar?
Me sentía muy humillada, creo que si tenía ganas de llorar. Después querían jugar a la enfermera y al doctor, a la inyección. Les dije qué acaso me voy a bajar la trusa, me hacía la cojuda. El grupo era mixto.

¿Se lo comentaste a tus padres?
A nadie, lo traté de olvidar porque me dio mucha vergüenza por que yo fui a jugar por cuestión de media hora. Yo salí y me cagaron. Me sentí mal. Me molestaba que un montón de zonzos te tengan ahí y te manoseen.

Me comentabas que tú eras la engreída de tu papá, que dormías con él y que tú lo engreías a él, pero en todo el relato de la semana pasada hay conflicto entre ustedes. ¿En qué momento dejaste de ser su engreída para convertirte en su rival?
Después de lo que me pasó en el carro comencé a tener temor, veía libros y periódico de violación de padres, como que me dio cólera y temor. Ya no tenía tanta confianza por lo que pasó. Tenía temor que por ahí me quisieran levantar la mano. Tenía temor que mi padre hiciera eso, que me levante. En La Victoria ya no le daba beso era solo “hola”. Me fui alejando y mi papá se sorprendía porque ya no era cariñosa.

¿Por qué pensabas que tu papá podía hacer lo que los chicos hicieron contigo?
No podía ser tan inocente, no podía arriesgarme. La bronca empezó cuando no me quiso dar ayuda cuando tenía el problema de los bigotes, pudiendo ayudarme no lo hizo.  Por qué no me puede engreír como a cualquier chiquilla, por qué no me pagó los aeróbicos. No dice que yo soy sus ojos, ¿entonces?

¿Cómo era un abrazo de tu papá?
Me daba miedo. Yo decía: “este viejo se puede excitar y me caga”.

¿Sentiste alguna vez que se excitaba?
Creo que no pero de todas maneras tenía una sospecha. No iba a esperar que otra vez me pasara.

¿Me contabas que tu papá tenía la costumbre de entrar a tu cuarto?
Sí, podía entrar y verme desnuda. El tenía la costumbre de despertarse y entrar al cuarto a decir: “cómo están”. Hasta que mi hermana, cuando era púber, puso un clavo para que no entre, pero él de una patada, amargo, rompió el clavo. Nunca nos vio desnudas. Ahora si ya me puedo encerrar. Entraba solo para vernos, para joder.

¿Sentiste alguna vez que te miraba mucho?
No, pero él cambiaba de borracho.  Le pedía algo y me daba. Un día me metí a la cama de ellos, mi mamá estaba en la cocina. Mi papá entra al cuarto y destapa la colcha pensando que era mi mamá. Y me dice: “qué haces aquí quieres que te meta…”. Me fui del cuarto, pensé que podía ser peligroso.

Vayamos al tema de tu trabajo, ¿por alguna razón en especial eliges el nombre Briggitte?
Porque me di cuenta que para trabajar había que buscar nombres fuertes. No podía ser María ni Carmen. Yo me ponía del lado del que llamaba. Si me llamo Ana, ¿cómo será Ana?. Entonces tenía que ser un nombre exuberante. Yo elegí el nombre escandaloso. Casi escojo Sheyla.

¿Para ti existe alguna semejanza entre una mamá y una prostituta?
Que son mujeres. Creo que son cosas distintas no tienen nada que ver. La prostituta da su cuerpo por dinero, está en la calle, tiene otra actitud, no tiene actitud endeble, pasiva, no puede mostrar todos sus miedos. La mamá da cariño a su hijo y no cobra, como esposa es distinto, la mamá si puede mostrar sus miedos, se le sale toda la ternura, tiene cierta confianza con la gente, la prostituta no tiene que mostrar fuerza así esté parada sola en la calle. Mi papá ha tratado mal siempre a mi mamá y también me trata mal y yo, sin que él lo sepa, soy prostituta. 

¿Sabes si tu papá ha tenido otras mujeres en su vida?
Fehacientemente no lo sé, que lo haya visto no. Pero se sospecha.

¿Cómo eliges trabajar en la modalidad de teléfono?
No podía trabajar en bar o calle porque tenía miedo que mi padre o algún conocido me vieran. Quería primero saber cómo era ese trabajo. Cómo iba a trabajar, si en público, en hotel o privado. No hubiera estar parada en una esquina en lugar donde me pudieran chequear. Quizás hubiera aceptado en un lugar lejano a mi casa y en horas de la noche.

¿Cambiaste la modalidad de teléfono por otra?
Yo tenía miedo de que me vean, no podía irme a Cailloma porque era posible que me vean conocidos. En bares quizás lo hubiese hecho pero se gana poquito. En teléfono tenía más posibilidad de pasar inadvertida, irme de un lugar a otro lugar. Empecé por ISIS, pero después busqué un sitio más alejado como Higuereta.

¿Cómo son los clientes que llaman y piden una chica?
Son un poco más finos, más educados, no son tan cochinos, más recatados, más sanos, de 18 a 35 años como máximo, raro es de 40 años. Estudian, profesionales, comerciantes, con casas, departamentos, con plata, se hospedan en hostales. Vamos al “Flamingo”, “Ebano”, hostales de Lima, departamentos. Algunos consumen cocaína, marihuana, PBC, consumen solos, con las chicas. Algunas aceptan, otras no. Nos advierten que nos cuidemos en el trabajo porque nos pueden violar o quitar la plata.

¿Tú lo hiciste alguna vez?
Sí, todo. Ahí empecé a consumir coca y la consumía con ron. También consumía pasta, “pastillas”, pero lo consumían poco. Un doctor la consumía, yo quería comprar. Cuando tomaba me provocaba. Si hubiese sido el ambiente menos rígido con las mujeres me hubiera metido a una cantina y tomado unas cervezas o irme a Renovación y comprar pasta. Pero no lo hacía porque en una mujer está mal. Algunas chicas cuando tomaban se deschabavan feo. Siempre consumía cuando me invitaban, una sola vez compré en Huascarán cocaína.

¿Hay casos de violencia de los clientes a las chicas?
Sí, no muy continuo pero hay. Ellos son más recatados, más educados. Tuve la oportunidad de trabajar en un Night Club en Huaral, un mes. En calle me han levantado tres, cuatro veces y me daban mi propina; yo quería compañía y un poco de tiempo así que aceptaba. Pero han sido levantadas en la que yo no esperaba; me encontraba una vez caminando por Manco Cápac y un taxista me levantó, otra vez fue en la Av. Tacna. Muy ocasionales. En la Av. Alfonso Ugarte he trabajado en un salón de masajes un mes, la misma dueña de la Av. Iquitos. Yo ahí me desnudaba toda y las chicas me decían que eran más moscas y solo se quitaban la trusa y por cada prenda cobraban más. Estuve una semana en La Nené, con un chico estuve 3 veces, pero me fui porque era lejos de mi casa. Además pensaba que todos me veían. Ganaba 35 nuevos soles por cada cliente, pero solo ingresé porque tenía apuros económicos. Y no podía justificar mis llegadas tarde a la casa porque terminaba a las 4 ó 5 de la mañana.

¿El hecho que pueden pagar, consumir drogas, los clientes se tornan exigentes en plano sexual?
Yo me acostumbraba a dar un servicio completa: estar desnuda, caricias, poses, dar beso y sexo bucal. Eso yo estoy acostumbrada. En otros sitios las chicas no hacen eso y apuran al cliente, se consideran vivas por hacer eso, cobran más por cada extra. Me acostumbré hacer poses, con los drogos están ahí, te agarran como un instrumento, penetran y penetran, 20 minutos y no se vienen y no le importa si a una le duele. El es el que tiene que pasar un momento agradable por eso está pagando y tu no le vas a decir eso no hago, paga más si quieres. Tienes que aguantar. Te usan como objeto. Si estás de cuatro patas te quieren hacer anal a la fuerza, si tu le dices que te duele se molestan y lo hacen peor.  Con más tiempo de trabajo he visto las cosas más peligrosas, he visto gente con pistolas, coqueros, no son cojudos. Si le pides más plata a esa gente pueden violentarse. Tengo miedo de salir, tengo temor a los taxistas. Un taxista me quiso abusar.

¿Algún cliente te ha tratado mal?
Alguna vez pero tengo habilidad para escaparme. Una vez Huaral sí, las chicas no eran guapas, yo cobraba 100, en el peor de los casos 80. Salí con un pata. El quiso sexo anal y normal lo hicimos, se demoró un poco. Nos quedamos toda la noche, en la mañana me fui al baño y me demoré mucho, el dormía y como me demoré se despertó. Le dijo con cariño que ya me iba, el pata estaba tranquilo. Pero de repente me pide una más, por favor. “Otra, otra” me dijo. Yo le dije no. Entonces se puso como animal, se paró, me bajó el pantalón, me quiso agarrar por atrás, me tiró a la cama. Pensé que me iba robar también. Que me empuje por atrás a la fuerza no es muy bueno. Pero me pude escapar.  Me escondí en el hostal y él me buscaba como loco. Otra vez no me ha pasado. Yo con los clientes de teléfonos me porto bien. Algunas chicas se echan como vacas o son muy frías. Yo soy cariñosa y amable. Aunque no te guste tienes que decir: “si, así está bien”. Tiene que salir tu lado bondadoso.

¿Por qué crees que los clientes llaman y buscan chicas sin compromiso, pagan por tener relaciones sexuales?
Porque están solos, por curiosidad, les gusta, son inhibidos. Una vez mi hermano llamó y yo recibí la llamada y el las llevaba a su cuarto y de mi cuarto desapareció 200 soles. El es un inhibido de primera. A él le gustan las chicas que tienen leche; creo que es por lo de mi hermano que la veía de dar de lactar, creo que él se excitaba con eso.

¿Cómo así podía encontrar a una chica con leche?
En el trabajo hay distintas clases de chicas: sexo anal, para sadiquearse. Los clientes llaman y son unos morbosos llaman y dicen que quieren una caderona, piernona y así piden con leche. Como muchas de ellas tienen niños pequeños están dando de lactar.

¿En qué categoría estabas tú?
A mi me pusieron como blanca y no lo soy. Todo es falso, a una cobriza la mandan como piel canela y eso es exponer a las chicas a que el cliente las regrese o las trate mal. El sexo anal se cobre 160 nuevos soles y la que se “sadiquea” cobra 200 nuevos soles.

¿Has podido comparar tu vida con la de las otras chicas, qué de semejante tienen?
He preguntado por qué mierda están ahí. Todas han tenido de chiquillas un acoso, un abuso sexual, violación, paleteo, la mayoría. Otra característica es la falta de cariño de los padres, la falta de comunicación,  la poca relación y cariño de los hermanos. Una amiga por ejemplo, cuando era chiquilla, tomó un taxi y el chofer hizo como que se le cayó algo y cuando ella lo está ayudando, el taxista le agarra la mano y la pone en su pene y se empieza a masturbar con la mano de ella. Otra tenía su pareja que le gustaba ver películas porno y le gustaba el sexo anal. Otra fue violada dos veces a los 12 años. Tienen hijos tempranos, a los 12, 13 años. Yo me metí para olvidar al Antonio y para aplacar mis deseos sexuales. Yo era inexperta y no quería que se burlaran por eso. En este trabajo he aprendido bastante.

¿A qué te refieres con ello de aplacar tus deseos sexuales?
Tenía ganas de tener relaciones sexuales. Imaginaba que el cliente era Antonio. Lo idealicé, yo pensaba que el Antonio tenía tremenda cosa y no era así. No sentía placer con él al comienzo, después aprendí acomodarme, donde sentir. A veces todavía me masturbo sobre todo ahora que no tengo muchas relaciones. Antes me gustaba la penetración de algo, ahora es muy distinto, solo me toco ciertas partes.

¿Sabes si las chicas de tu trabajo han tenido o mantienen relaciones sexuales con otras chicas?
A mi me han comentado de algunas chicas del club America Model y Club 69 que tienen sus parejas mujeres. Donde yo he trabajado no he sabido.

¿Me imaginaba que era más común relaciones entre chicas?
Yo pensé en eso también. Una flaca que trabajaba en el Latin era medio simpaticona, me miraba y un día bailando conmigo se mandaba sus movimientos. Pensaba que quería algo, pero no pasaba nada. A lo mejor si yo hubiera sido más avezada me le mandaba. No era fea, pero yo creo que si algún día – ahora no porque tengo mi hijito – tengo una relación con una chica tendría que ser bonita, femenina.

¿Tu no descartas, entonces, tener relaciones con una chica?
Del dicho al hecho hay mucho trecho. En caso fuera – en esta vida hay que probar de todo pero por convicción. He tenido ganas. Yo creo que tengo algo de homosexualidad escondida, tendré que averiguarlo. Ahora que recuerdo si he tenido una relación con una chica. Sabes que hay hombres que les gusta tener relaciones con 2 chicas a la vez y quieren ganarse con un poco de lesbianismo. Yo tenía una agenda de clientes y podría poner mi propio negocio. Llegué y después otra chica gordita pero blanca, de cara agraciada, era como esas pinturas de la época de renacimiento: gorda, piernona y blanca. Yo le miraba la cara y también el cuerpo para ver como se visten pero solapa. Yo he visto en Manco Cápac a las chicas, la clásica de la prostituta: con mini, pintadas, maquilladas peros sin mucha estética, pero lo que más me sorprende es que tienen gente. En la Av. Grau ahora he visto chicas más llenitas, más atractivas, más “paraditas”. Esta chica llegó tenía la voz suave, parecía una chica de Huancayo. Nos pidió que hagamos el amor aparentemente. Yo la comencé a besar, era mi primera vez, yo le mostré bastante sensualidad. El quería que le haga sexo bucal, entonces yo se lo hice. Ella no me podía hacer a mi porque yo estaba menstruando y me había puesto algodones. Le miré su clítoris, le besé y todo; su olor de la vagina me pareció un olor rico, muy bonito, me gustó ver, la vi más hermosa: se agrandó 10 veces, pensé que si fuera hombre qué no le haría. Me gusto mucho estar con ella, la hubiera engreído bastante. Recién me di cuenta cómo era la mujer, aprecié sus hombros, sus senos, su cara, sus gritos y sus jadeos, es otra cosa. Como mujer con mujer es una cosa, pero como hombre con mujer, el poseerla, es otra vaina. La aprecias mucho más: si es feíta ahí la vez bella, si su pierna es una pierna gorda celulítica te parece una rica pierna.

¿A ella le agradaba que tú la acariciaras, la tocaras y la besaras?
No, no le gustaba. Simulaba ¡Ay, ay!, pero después volteaba y decía “acaba ya”. Yo recuerdo que la quería besar más porque le metí lengua y todo – yo experimentaba – y ella se alejaba. Ella jadeaba cuando le besaba los senos, pero después se tapaba la cara y me hacía una mueca de fastidio. A lo mejor yo no le gustaba, no se. Cuando ella me tocaba hubiera querido que me succionara más los senos, ella aparentaba, ponía su cara a 10 cm de mi vagina, no me tocaba solo para que el pata alucine. Después el tuvo relaciones con las dos. Conmigo estuvo tres horas, con ella una.

¿Qué sentías cuando él tenía relaciones con ella?
Nada, la penetraba y ella gritaba. Comencé a mirar todo. Quería ver cómo era un sexo anal entre un hombre y una mujer. El estaba bien excitado, la miraba a ella y me miraba a mi, me decía que me manoseara. Yo lo hacía. Yo decía cómo la chica tenía relaciones y después me hacía muecas de disgusto, no lo entendía porque si no te excitas te duele a no ser que ella tenga mucha experiencia. Para desligarte tanto, simular gritos y después desagrado, no lo entiendo. La cosa es excitarse, sentir porque si no te irritas, tienes que poner de tu parte.

¿Usabas algún tipo de lubricante para tener relaciones sexuales?
Sí, Lubrix pero más lo usaba para el sexo anal. Al principio lubricaba sola, después usaba óvulos de Lorophin. Me ponía más sensible.

¿Cómo es tu rutina de trabajo?
Yo siempre hago el bucal, poses, caricias, vaginal y si el cliente me paga algo más le hago sexo anal.

El cliente más especial que hayas atendido…
Una vez atendí a un cliente con daño cerebral, no podía mover el cuerpo, solo la cabeza, pero bien que podía tirar. Tartamudeaba, el pata tenía tremenda cosasa y el me decía estás “mojadita”. Siempre me llamaba. Yo me tenía que subir encima de él y moverme. Tenía las piernas flaquitas, tenía que hacerlo, no me gustaba, pero lo hacía.

¿No han tenido problemas con la policía?
No, porque en caso de problemas guardamos los condones y cómo no hay evidencias no pueden decirnos que somos “prostis”. Otros le pagan mensualmente a la policía.


¿Generalmente usan condones?
Sí, cada una se compra sus condones, si nos lo da la casa nos lo cobra.

¿La mayoría de las chicas tienen hijas?
Sí, casi todas.

¿La mayoría de ellas tienen pareja?
Si tienen, la mayoría tiene. Dicen algunas que sus parejas no saben que ellas trabajan. Otras tienen sus propios clientes de pareja.

ALVARO GARCIA CORDOVA

ENTREVISTA TRABAJADORA SEXUAL
MODALIDAD: POR TELEFONO
PARTE 3

En esta última parte nuestra entrevistada nos devela el mundo de la prostitución por dentro: las verdaderas razones por las que entró a trabajar, la relación de amor y odio con los clientes, la importancia de estos en la vida de una prostituta, su sexualidad precoz y su tendencia al lesbianismo, su doble vida y un balance que hace sobre su vida en el tiempo que ha trabajado como prostituta.

miércoles, 11 de abril de 2012

ENTREVISTA TRABAJADORA SEXUAL
MODALIDAD: POR TELEFONO
PARTE 2

En esta segunda parte nuestra entrevistada nos cuenta tres aspectos de su vida: sus relaciones de pareja (la dinámica en que se desarrolla, sus conflictos, sus sentimientos, su dependencia afectiva), su relación con el alcohol (las razones por las que bebía y la extensión de ese hábito proveniente del papá) y una descripción detallada del mundo de la prostitución.

¿Tu primera pareja a qué edad fue?

Fue cuando yo tenía 21 años. Todo ese tiempo la pasé encerrada en mi casa. En mi casa, el tiempo fue pasando, me fui quedando y no salía. Hasta que dije no, no puede ser.  Hace 3 años me mandé, hubo un chico, yo trabajaba en una tienda, no había necesidad porque mi padre aún me mantenía. Pero yo sentía la necesidad de hacerlo, mi padre decía: “váyanse, jódanse”.  En ese tiempo era chiquilla, con un chico nos besamos, el me dijo que yo le metí la lengua, y sí, yo lo aplasté, yo me subí con él, creo que él se erectó rápido y me dijo:”vamos a un hotel” y yo le dije: “ya, pues, vamos”. Yo lo llevé y ahora pues,
ahora va a ver, el tenía su libreta electoral, se llamaba Antonio, subimos al hotel del Paseo Colón, fuimos y en el cuarto se me puso encima, le dije que compre un condón, me dijo que no, que él se cuida. Yo le dije que así son todos pero la verdad que ni siquiera me había besado en ese tiempo con nadie. No se puso condón, me contagió de hongos, con él fue la primera vez que tuve relaciones sexuales.

El era una persona que tú conociste…
A él lo conocí entre IDAC y el Instituto Carrión que queda por detrás del estadio nacional, ahí había un restaurante. Yo estaba caminando, las pocas veces que trabajé en un chifa me decían que era muy lenta, que me equivocaba, que botaba los platos. Me peleé con una chica, me despidieron. Estaba caminando por ahí y vi un letrero que decía: “se necesita señoritas”. Le pregunté y me dijo que viniera mañana, me tasó bien. Al día siguiente mejor no me dijo, pero al final me quedé. Caminando vi a un chico, lo miré, me gustó y el también me tomó atención. Este chico me tiró lente al menos yo le vi. El vende flores e iba a la tienda a tomar cerveza.

¿Cuánto tiempo después de conocerlo se fueron al hotel?
Al mes habrá sido.

¿Cómo ingresas a trabajar a en trabajo sexual?
Un día tuvimos relaciones, él tenía su amigo que me fastidiaba a mí y ese día yo había tomado, tuvimos relaciones en su tienda donde trabajaba, yo me quedé y él regresó a seguir tomando y me mandó a su amigo. Yo le pregunté qué hacía acá. Me respondió que lo había mandado para me embarque. ¿Por qué tú? le dije, este huevón me está regalando. Cómo me va a mandar al amigo que a cada rato me dice que quiere estar conmigo, cómo me lo manda y yo encima borracha. Lo llamé y le dije: ¿“tú qué tienes”? Me dijo que todo lo que tengamos que hablar debía decírselo delante de él, que es como su hermano.  Total, me fui. Me dijo “ven”. El otro: “estás borracha, ven al otro día”. “Te voy a dejar, mierda te voy a dejar”. No es posible dije, cómo voy aceptar esas cosas. Pero tomaba y no me interesaba nada, me iba de mi casa y lo iba a buscar.  Fui a verlo un lunes, el me dijo que mi mamá, mi patrona va hacer un tono. Fui al tono. Me dijo: “qué haces acá”. Le respondí: “no me has dicho que venga”. Bueno, quédate ahí, un ratito ya vengo. No se qué diablos se fue a conversar con sus amigos, todos me miraban riendo. Yo con roche. Un amigo de él me fue a sacar a bailar y le dije que no quería. Y el Antonio decía: “baila, baila”. No quiero por qué voy a bailar, le dije. Se fue y dijo que ya venía. “Antonio, quiero hablar contigo”, le dije. “Quiero hablar contigo”, insistí, “me voy”.  “Después, después”, me decía. Yo por ese tipo me moría, yo la miraba y me acostaba con él y lo mataba. Yo me moría, yo la veía y lo besaba. Yo me apasioné por ese idiota pero no era correspondida. Así es que me fui y dije que nunca más lo iba a volver a ver a esa mierda, pero siempre pasaba una semana e iba borracha, nunca tuve valor para verlo sin tomar. 

No sabía con exactitud cuál era el lugar donde trabajaba y me iba así borracha y no lo encontraba. Iba al bar donde íbamos y le preguntaba al pata que atendía si hablaba de mí o preguntaba por mí. Me dijo que había estado con una chica y que la había pasado bien. Me metía candela, ese huevón no siente nada y yo me moría por ese cojudo. Tan es así que dije que el tiempo pasa, que ya perdí mis mejores años en mi casa y dije que este año iba a ser diferente.  Pero donde trabajo, si trabajaba en el chifa me iban a decir que soy lenta, ahí que no haces bien. Total, en mi casa solo me decían que estudie, “¿por qué voy a trabajar?”, por darles la contra decidí trabajar. En el periódico vi un letrero que decía “se necesitan señoritas”. Había teléfono en mi casa, llamé y me preguntaron que cómo me vestía. Fui al sitio, fui con un polo amarillo, normal. Había chicas bonitas, en ese momento me parecían bonitas, media tetonas, con lentes de contacto, una tez clara, otra trigueña, vestidas con ropas de sport elegante. Me llamaron, me hicieron que de una vuelta, me preguntaron cómo me llamaba, cuántos años tenía.  Enseñé mi DNI. Me preguntaron si antes había trabajado, yo estaba muy nerviosa.

¿Cuándo llamas, sabías en qué consistía el trabajo?
Lo suponía, sabía que era para tener relaciones sexuales pero no sabía cuánto pagaban. Pregunté cuánto era y me dijeron que 100 nuevos soles, 50 para la chica y 50 para la casa. Yo me dije ¡50! y por una hora nomás. Todo lo que ganaba en una semana lo podía ganar en una hora. Yo cuándo era más soltera pensaba que en una relación quería hacer de todo: sexo anal, sexo vaginal, todo, todas las cosas, si un cabro lo puede hacer por qué yo no, decía. Ya me imaginaba, pero sospechaba, no sabía si se podía hacer sexo anal. Pregunté si por atrás se hace, yo no había hecho por atrás y me dijeron no, eso no se hace y si tú quieres cobras más, solamente lo sientas al cliente y le haces su bucal y normal. ¿Y el pasaje?, acá tenemos carro 10 soles de ida y 10 de vuelta es la movilidad, el servicio es 100 soles.  Puedes venir me dijo la administradora, “a ver date una vuelta, estás bien puedes venir con tus cosas”. “¡Ay!, cómo voy a salir de mi casa”, decía. Si vivo con mi papá, qué roche, se enterarán, yo no sabía maquillarme, no era de ponerme falditas, me preguntarán, y si me ven porque el local (28 de Julio) está cerca de la mía.

¿Te costó mucho llamar?
Me costó más o menos. Media hora. Había varios sitios para llamar, me gustó el nombre.

¿Cómo fue la primera vez qué saliste con un cliente?
Fue con un señor. Me sentí nerviosa, con miedo, no había ido preparada, mi trusa era grandota de algodón, creo que mi sostén era negro, fui con un pantalón. Me dijeron que tenía que ir con ropa bonita.  Pero yo no tenía ropa bonita, lo única que tenía era una faldita feíta de color mostaza y una blusita de colores. Pero yo decía no cómo iba a estar tan bonita para esto. Yo puedo tener ropa más fina pero acá no. Llevé y me dijeron: “píntate”, pero yo no mostraba mucha atención porque eran ellas las que salían, pero me dieron la oportunidad porque era la novedad. La administradora decía: “hola Ricardo ha venido una novedad, una chiquita de 18 años, de tez clarita, te va agradar”.  Después me dijo: “vístete, lávate abajo, arréglate, ponte bonita y píntate”, al rato “ya, ya, apúrate ya es la hora”. Salimos con ella y quién es, le pregunté. Me dijo que me pusiera una faldita y un polito. Creo que fui media huachafa, me miré en el espejo y no me gustó mi cara.  Me fui, estaba recontra nerviosa, el cliente había venido en su carro, se llamaba Carlos y era un tipo muy mañoso, subí rápido.  Ella no miraba de frente, mira de costado a todos sitios. Ahí está me dijo, espérame un rato y se acercó a Carlos. Ella se llamaba Alexis, fue buena conmigo, le conté lo de Antonio y me tuvo paciencia. La mayoría de chicas eran feas, no son chicas muy guapas pero Alexis era una señora simpaticona. Acércate, me dijo, y me fui al carro. Yo estaba temerosa y me presentó a Carlos, me dijo que ella no iba a permitir que nada malo me pasara.

¿Y qué pasó?
No pasó nada.

¿Por qué razón?
Cuando subí a su carro, era un viejo, dije hola y pensé: “¿estoy con mi trusa y ahora?”. Íbamos ir al motel “Cinco y medio”, entró a La Victoria y me dio miedo porque pensaba que me podían reconocer. ¿Dónde trabajabas?, me preguntó, en un chifa le contesté. ¿Qué más?, ¿cuántos hermanos tienes?  Empecé a inventar.  “¿Y el chino del chifa no te dice nada, no has tenido relaciones con él?, ¿no te agarraba?, ¿no te metía la mano?, ¿lo han hecho ahí en la mesa?, preguntaba el mañoso. Yo le respondía que no, era muy seca, muy tosca. “¿Dime pues?, ¿no te agarra?, insistía. Era morboso. Seguía: “¿quién fue tu primer chico?, cuéntame, ¿cómo fue tu primera vez?, ¿te dolió?, ¿lo hicieron por atrás?”. Era un viejo mañoso. Le respondía no a todo. Yo pensé que el invadía mi intimidad y empecé a ser bien cortante. Siempre me decía cosas para agarrarme. Sentía que todos en la calle me miraban. Hasta que me dijo que si no me sentía tranquila me podía bajar. Depende de ti, le dije. “No mamita, si tú no lo vas gozar es como si nada, tienes que gozarlo, tienes que pasarla bien”, me dijo. Le dije: “no, no así soy”. No me nacía, pues. El viejo se puso caprichoso y me dijo que me bajara. Yo le pregunté: “y mi pasaje no tengo ni un sol”. Cinco soles te voy a dar me dijo. Cinco no, si son 10 lo que me tienes que dar. No quiso, yo feliz con los 5 soles, me tomé una combi, me compré un caramelo y me quedé con tres soles. Regresé a la casa y la Alexis me dijo: “tan rápido”. No pasó nada le dije. ¡Qué, no pasó nada y por qué no!, me preguntó. Las otras me miraban y echaban más leña al fuego y preguntaban por qué. No les contesté.  A Alexis le dije que era un viejo mañoso y ella me dijo: “si pues, es que eres primeriza”. Realmente era mi primera salida, se me notaba que era la primera vez que salía.

¿Entre las chicas cómo se llevan?
Mal, no se llevan bien, hay envidia, te roban, siempre hay un robo y nadie sabe, siempre están mirando, no te dirán nada pero tú ves que te miran de reojo. O si no estás sentado y de pronto se paran violentamente y pasan por tu lado, como una bala.  Se siente su mal humor. No es un clima muy bonito.

¿Cuántas chicas trabajan?
Ahí pueden trabajar 8 ó 9 chicas.

¿Dónde están es una casa?
Sí, es un cuarto sin adornos.

¿Y qué hacen mientras esperan una llamada?
Nada, ver TV, echadas en la cama.

¿Has hecho amistad con alguna de las chicas?
No, porque tenía mucho miedo, sólo dos días estuve en ISIS, no pasó nada, no tuve clientes.

¿Sólo estuviste dos días ahí?
No, estuve dos semanas nada más porque tenía miedo.

¿Cuándo sales de ISIS a dónde vas?
Yo dije, ahora en qué puedo trabajar, sacaba mis cálculos. Si me voy a la pensión de Camaná es 70 soles semanales, que me haga una salida diaria, a la semana 5, eso sería 250 soles semanales, me alcanzaba. Y si vivo en un departamento en Lince, por otro sitio, puede ser mi vida bonita, por qué tiene que ser una vida tan fea como la que estoy viviendo. Saqué y me voy, le dije a mi mamá y mi papá. Si quieres vete me dijo mi mamá, mi viejo no me dio ni un sol, mi mamá me compró mi foco, me acompañó con mi sobrino, me compró una gaseosa. Fui con mis cosas, me instalé ahí. Yo a mi mamá la quiero mucho pero no puede ser así, yo tengo que ver por mis cosas. Fui a eso de las 6 de la tarde, fui a buscar a Alexis porque me dijo que fuera cuando quisiera. No estaba, una no puede entrar así nomás al sitio. Así que la esperé. No llegaba Alexis porque había tenido una salida. Justo había una morena, cada una vivía en su mundo. Le dije a la negrita que quería trabajar porque necesitaba plata. Aquí hay bastantes chicas me dijo. Yo me sentía cochina. Antes de ir al ISIS por segunda vez me había ido al YAHAIRA que queda por Surco (Higuereta), ahí tuve salidas.

¿Qué más?
Tenía miedo ir a trabajar. No me bañaba en mi casa, iba cochinita, yo pensaba que todas me miraban y allí recién me bañaba. Hasta que un día va la dueña, una panzona embarazada y me miró de pies a cabeza y preguntó si yo era nueva y quien era la que había regresado de Carlos. Alexis me defendió. Entonces la dueña me dijo: “Ay chica”. Como que no le caí bien y le metí una sonrisa de arranque.  Para qué mandas chicas así le dijo a Alexis. Tienes que mandar otro tipo de chicas, más sueltas, desinhibidas, ya sabes cómo es él.  ¿Qué pasó?, me preguntó. Yo la traté con respeto. Pero me miraba, como que me examinaba. Había que respetarla porque era la dueña. Me dijo que tenía que arreglar mis cosas porque así no podía seguir trabajando, me dijo qué podía agarrar el turno de la noche y que me podía quedar a dormir ahí, lo que le llaman internado. 

¿El ambiente entre las chicas en YAHAIRA era el mismo?
Todo es simulado, aparentemente es mejor pero en el fondo es lo mismo. Las chicas son hipócritas, cada una baila con su pañuelo.

Desde que empezaste ¿has trabajado de manera continua?
No, por temporadas, la he agarrado 2 meses y descansaba. Yo juntaba mi plata de todos los meses de trabajo. Trabajé 12 a13 meses seguidos, aunque más tiempo me he quedado en el KIMBERLY.

¿Actualmente trabajas?
No, desde que supe que estaba embarazada. Cuando quedé embarazada me dolían los ovarios y la obstetriz me dijo que podía tener un aborto. Entonces me traté de cuidar, tú sabes que ese ambiente te maltrata mucho, entonces puede ser que se me venga.

¿Quieres volver a trabajar?
Sí, aunque no tengo mucho jale porque antes tenía el pelo largo, ondulado, me lo teñí. Ahora con el pelo chico no sales mucho. Ahí las quieren de pelo largo. Pero necesito dinero. 

¿Me imagino que en tu casa no saben que tú trabajas?
Mi viejo tiene la costumbre de meterse en mi cuarto.

¿Qué puede haber encontrado ahí?
Una vez, creo, que encontró un papel donde había una indicación que usara Yovisol (para la higiene vaginal) y estaba la dirección del jirón Huanta (Centro de Control de ITS y VIH). El fue para allá y preguntó por mí. Preguntó si tenía algún problema, que por qué yo está allí. Como yo tengo buen trato con el personal de salud de allí le hablaron bien de mí, que era una chica tranquila.  Le dijeron que seguro tendrá una cosita.  Pero yo también tomaba, tomaba en mi casa. Yo siempre quería hablar con alguien. Yo siempre he hablado con él de prostitución y yo le decía que las prostitutas no son malas, le preguntaba y le jodía. Mi viejo decía que no era así. Yo le decía que la prostituta es más honrada que un ratero porque ella da un servicio y el ratero no y todavía te quita y se corre. Sin embargo, él las desprecia. Yo le decía al viejo que era bien tonto porque mi mamá es muy buena y la desprecia. Así discutíamos. Un día que yo estaba bien mareada porque yo me tomaba sola una botella de ron discutimos feo.  Recuerdo que un día que tenía que ir al estadio a estudiar natación, estaba vestida pero abajo tenía la ropa de baño. ¿Por qué no me tomo un ron?, entonces, me compré dos “chatas” de ron y me emborrachaba, venía el viejo y estaba borracha. El viejo me dijo: “cochina, estás borracha, me das asco”. Te doy asco, si tú eres borracho, si eres un payaso le dije. Me fui a la cama, me quité la ropa y me tiré. No recuerdo nada. En la noche me dio ganas de llamar a Antonio, ya no lo quería, así que lo iba a buscar borracha a Antonio.

¿Por qué motivo tomabas sola?
Para olvidar todo, para olvidar mis penas, para no recordar a Antonio, por qué me sucedía todo esto, quería olvidarme por un rato.  En ese momento me sentía muy feliz, ese rato era el más feliz de vida.

¿Cuándo tomabas sola, dónde lo hacías?
En mi cuarto. Tomaba más sola que acompañada.

¿Quería volver al tema de tu trabajo, qué más me podrían contar?
Me enteré que hay personas que tienen dos o tres teléfonos, que la competencia es muy dura entre las chicas. NENA, AMERICA CLUB y SEXY MODEL son del mismo número. También trabajé en CLAUDIA dos meses y fue bastante agotador porque trabajaba de 10 a 10 y son demasiado estrictos en el horario, no te permiten que llegues tarde o que te vayas antes de la hora, así es que prefería dormir ahí. Así estuve dos meses, casi como que vivía ahí. Sólo de 6 am a 10 am estaba en mi cuarto que me alquilé, era muy estresante.

¿Quién es William y dónde lo conoces?
Lo conozco en una fiesta patronal de mis padres (Huarochirí) a una virgen. Yo quería ir y tuve que pedir permiso a mi trabajo, les dije que estaba un poco mal porque había estado trabajando en mis días de regla y me había taponeado con algodón, me había inflamado y necesitaba descansar.  Fui, al chico lo había visto dos veces antes, y me gustó y él también me miraba. Pocos han sido los chicos que me han gustado y me han correspondido. William me tiró le lente y me ilusioné con él y como que se me borró el tal Jimmy que había sido mi amor platónico en ese mismo año. En otra fiesta patronal del mismo lugar en honor de San Cosme y Damián que dura una semana fui con la intención de verlo, incluso dibuje su cara en un papel, a su hermano, tiene un parecido al “Chavo del 8” y pensé que me podía corresponder porque él es más feíto que yo.  Me miró y no me pareció tan feo, de ahí me miró y yo la miraba. Me pareció más lanza con otras chicas pero que no le iba bien. Yo quería que se me lanzara, incluso si ese día me hubiera propuesto tener relaciones sexuales yo me hubiera ido pero no pasó nada.

Pasó el tiempo y fui con mi mamá a Huarochirí y no me dio soroche, siempre me daba. El carro llegó a la plaza a las 2 de la tarde del día central, fuimos a la misa. Había chicos en la plaza, hubo uno muy alto que quería dársela de pendejo. Ese pata será me dije. Y él era, pues. Estaba más gordo, más grueso, con cadenas, todo pituco, más suelto, estaba con una chica. Yo incluso llevé mis condones. Acá tiene que pasar algo me dije. Ahora es cuando, si antes yo me inhibía era por los bigotes, ahora estaba más relajada, más desinhibida. Lo malo era que tenía a mi mamá a mi lado y mi mamá me decía: “vámonos”. Yo no quería, yo me quedo le dije. Ella se fue. Yo me quedé y me dije: “cómo conquisto a ese pata”. Yo siempre veía que cuando me ponía mis labios rojos me veía distinta, me pinté, tenía el pelo largo y ondulado. Yo lo miraba y pensaba que tenía que caer. Agarré más confianza. Los hombres que estaban en la fiesta yo sentía que me deseaban, que les gustaba, si antes tenía carencia de eso ahora sobraba. Le tiré lenteja al chico, me vestí simpática y lo miraba. Me miraba pero no se me acercaba, una chica se le había acercado.  Cómo hago ahora que me quedo sola, mi familia se había ido, él estaba mareado. Mi tía me dijo: “vámonos”. Le dije que ese pata quiere bailar. Las pocas mujeres están con patas. El por inercia va a pasar por aquí y lo voy atracar. Me sacó a bailar, yo me le apachurré, ya pues un beso le dije y hubo beso. Se puso como loco, estaba mareado, nos fuimos a un costado supuestamente a besarnos, él se bajó el pantalón mostrándome, “ven, ven”, me dijo. Justo llegó mi tío y me llamó. Lo que más me jode y me da risa es esa actitud de la familia de querer protegerte por el honor de la hija. Yo me cagaba de risa. “Vamos sobrina”, lo seguí a mi tío y el pata me seguía a mí. No me preocupaba. Mi tío me dejó en mi casa y me dijo que yo era una chica de su casa. Mi tío se fue. Yo volteo y el pata estaba a un costado. Tuvimos relaciones por primera vez ese día en la noche un 17 de agosto, creo. Trato de no poner fecha para no hacerlo tan significativo, no enamorarme.

¿Te llegaste a enamorar de él?
No lo sé, creo que sí, le tengo mucha consideración, mucha paciencia.

¿Pero han mantenido una relación de pareja?
No lo sé. En el sitio teníamos relaciones a cada rato. Me llamaba para ello, el se me pegó. Me gustaba como hombre, ya lo tenía. Le quería agarrar la cara y no quería. Lo llevé a la casa de la madrastra de mi mamá a dormir y me sorprendió con él durmiendo. Se tuvo que ir él. Yo no sabía ni su nombre ni él, el mío. Antes usaba mi segundo nombre que es Leyla. Nos seguimos viendo una semana, el me pidió mi teléfono de Lima. Yo no se lo di, pero me rogó y acepté.

¿Mayormente cuando ustedes se veían era para tener relaciones?
Mayormente era para tener relaciones. Nos veíamos tres veces por semana, de tal hora a tal hora. Me cansé de verlo. A veces  salimos al cine, comimos, hablamos, íbamos a la Plaza de Armas. Siempre me esperaba porque yo llegaba tarde.

¿En ese tiempo tú trabajabas?
No, evité hacerlo porque con lo chismoso que es me podía pillar.

ALVARO GARCIA CORDOVA