lunes, 9 de enero de 2012

ENTREVISTA A TRABAJADORA SEXUAL (PARTE II)

Segunda parte de la entrevista a una trabajadora sexual de prostíbulo del Callao, donde nos cuenta la relación que establece con sus compañeras de oficio, su rutina de trabajo, la percepción que tienen de sus clientes y hechos traumáticos del pasado.  

Me contabas que en el trabajo no hay amigas pese a que todas tienen en común una serie de carencias y de violencia, ¿por qué las relaciones entre ellas son malas?
Porque es que trabajas más, tienes más gente. Te preguntan que cosas haces para tener más clientes, que te creerás, eres una cochina, eres lo otro. Si te quieren hablar es para saber que cosas haces, por qué trabajas. Si dejas de trabajar están contentas por la facilidad del trabajo. No hay amigas. He tenido en tres oportunidades amigas y a veces pienso que lo hace por conveniencia.

¿En qué aspecto conveniencia?
Porque se te acercan para sacarte plata para algo, para que le invites esto, le prestes esto, para algo. O te quiere poner a su sobrino o algo y tu te gastes tu plata, pero no para nada bueno.  Yo al principio les creía, he tenido tres amigas y me he dado cuenta que non mis amigas porque les he dado todo y no son mis amigas.

¿Cómo te sentiste cuando descubriste que no eran tus amigas?
Mal pero me hizo abrir los ojos. Yo misma me abro los ojos. Yo misma me miro en el espejo y me pongo mis pautas de lo bueno y lo malo.

¿Qué es lo primero que te dices tu cuando te miras al espejo por las mañanas?
Bueno, ahora qué hay que hacer, amaneciste mal, qué te duele, ahora qué problema vendrá. Me levanto, yo no cocino, cocina mi hermana, me pongo hacer mis aeróbicos, me echo, me baño para sacar el sudado, me pongo a ver la televisión. Me levanto y digo. “bueno a trabajar y a ver a las chistosas”. A reírme por fuera para no pelear, aguantar el mal humor. Si te mandan una indirecta callarte, no responder porque si te sacan de quicio la vas a matar. Yo misma me hablo como si estuviera con un espejo. Me hablo en voz alta. En la casa ya me entienden.

¿Cómo te sientes  cuando estás a punto de partir para salir a trabajar?
Cuando entro a trabajar me digo: “te quedas afuera, entra Raquel” y entiende. Me persigno y lo digo. A veces el taxista se sorprende porque digo: “te quedas” y el se ríe.  En mi casa paro con vestidos anchos, como me ves, no me pinto, me baño antes.

¿Te tensionas antes de ir al trabajo?
No, me deprime, digo y ahora cómo me irá: bueno o malo, lo que venga, que todo sea para bien, la plata me calma. Yo no mantengo a nadie, no tengo vicios.

Tú trabajas…
De lunes a domingo porque ese día van mis amigos, pero no es estricto, también me relajo, cuando no quiero ir, no voy. A veces salgo con mi familia a un sitio campestre y no trabajo; esto sucede una vez al mes; a veces me quedo tomando dos, cuatro cervezas con mi hermana porque me convence de que no vaya. No tengo un día fijo descanso.

Me decías que tu autoestima subió a raíz de que leíste un libro que trataba sobre el tema, ¿cómo llegaste a la conclusión de que la prostitución es un trabajo como cualquier otro?
Ese libro lo adoró. Yo lo hago por plata. El que lo sabe hacer y me lo hace rico, ya pues. Salgo “yapiada”, salgo con mi yapa. Este trabajo no te puede gustar jamás en la vida, si te lo hacen bien bueno, te puede gustar. Eso está en base a eventualidades, cosas inesperadas.

¿Esas eventualidades  son muy comunes?
No, son raras, una vez al mes, cada dos meses.

¿Eso guarda relación con el hecho de tener o no tener pareja?
No, igualito. Cuando he tenido pareja también he sido tramposa y a él todavía se lo contaba. No me generaba conflicto, era conveniencia. Un hombre que te quiere verdaderamente no va a permitir que estés con otros, que te toquen. Sería raro que haya hombres que los hombres acepten a su pareja que trabaje en esto. Sería por conveniencia contigo, no por amor o porque le gustas como haces el sexo. Porque uno siente celos que otra persona te toque.
Por lo que entiendo tienes más necesidad de una persona que te haga compañía que una que te ame…
Sí, porque eso depende de las metas que uno se haga.

¿Te imaginas con una pareja que te quiera y alejada del trabajo?
No me gustaría porque estaría gorda, panzona, cuadrada de tanto comer y estar echada.

¿Cuál es tu recuerdo más antiguo?
Recuerdo que me quisieron separar de mi mamá a los 8 años. Fue la familia de mi papá. No recuerdo más por una enfermedad que tuve. El quería presionar a mi mamá para que vuelva con él, porque se habían separado. 

¿Y tú querías separarte de tu mamá?
No, no quería vivir con mi papá porque tenía una vida muy apresurada, no estable. Era delincuente.

¿Cómo recuerdas a tu papá?
El ha fallecido hace 4 años y lo recuerdo como un delincuente.

¿Hasta que años estudiaste?
Hasta primero de secundaria en el Colegio “María Auxiliadora”.

¿Por qué razón hasta primero de secundaria…
Porque las monjas me colmaron la paciencia. Dejé de estudiar por decisión propia.

¿Y cómo eras en el colegio?
Era una chica tranquila que participaba en los eventos del colegio, era la delegada del salón, las monjas me llegaron a tener estimación, pero cuando me puse terrible, me expulsaron.

¿Qué cosas terribles hacías?
Me peleaba con las chicas, me trompeaba porque soy alterada, de niña he sido así siempre.

Tu mamá no era así…
No, era pasiva. Mi papá era el agresivo. No sé a quien me parezco porque a ninguno de los dos los trato bien. Aunque en cuestión de agresividad me parezco mucho a mi papá.

¿Quería volver al tema de tu primo, de qué manera crees que te ha perjudicado el hecho de la violación?
Que el papá de mi hijo pensaba que ya había tenido relaciones sexuales con otros hombres, en eso más que todo, me afectó en mi estabilidad como adolescente, me afectó en muchas cosas.  No salía a la calle, tenía miedo; cuando conocía a un persona pensaba que quería sexo.

¿Volviste a ver a tu primo?
No, porque no quería verlo, yo vivía en la casa de mi tía pero me quitaron de ahí por los problemas que le hacían a mi mamá.

¿Cómo te sentiste después que tu primo abusó de ti?
Me sentí mal, cochina, no sabía si hablar o no hablar, a lo mejor me iban a echar la culpa a mi. A lo mejor no me creían o me iban a decir que para qué lo provoco.

¿Cómo ocurrió ello, estaban solos?
No, lo que pasa es que la casa es bastante grande. Mi familia es de economía buena. La casa de mi tía mide como 300 metros cuadrados. Un día yo estaba en la biblioteca estudiando, mi tía estaba en la cocina; él ingresó y me dijo: “prima siéntate acá – en sus piernas – yo te voy a enseñar tu tarea, me levantó la falda y me…”. Todo fue rápido, no tuve posibilidad de defenderme y gritar.

¿Por qué razón lo cuentas a tu familia solamente cuando él muere?
Porque la familia iba a decir que yo tenía la culpa, porque después había tenido un compromiso a los 15 años.

¿Qué ganabas contándolo a la familia después que él muriera?
Lo que pasa es que a él ya lo conocían como era. Además a esa edad yo me podía defender, de niña no lo podía hacer.

Antes, a los 13 años ¿qué pensabas del sexo, de la sexualidad?
Para que, mi mamá siempre nos hablaba del sexo. Yo tenía la imagen de “Romeo y Julieta”.

¿Qué sueños tienes?
Quisiera tener buena economía, ser una mujer casada. Una economía para poner un gimnasio, tener mis propios gustos, tener mi propio carro.

¿Si tuvieras la posibilidad de pedir tres deseos, cuáles pedirías?
Que mi hija sea profesional y que no pase lo que yo.

Falta uno, ¿pedirías algo para ti?
No pediría ningún deseo para mí. Entonces sólo quedaría en dos deseos.

¿Qué significa la muerte para ti?
He estado al borde de la muerte. Es algo bonito, te vas a un mundo bonito. Vi un jardín hermoso, una paz linda. Y no me quedé porque me dijeron que no era mi hora que tenía que pagar otras cosas y regresé.

Curioso el hecho de pagar cuando por todo que me cuentas – más cosas feas que bonitas - quizás debieras cobrarle a la vida…
Sí, he pasado más cosas feas que bonitas. No sé si cobrar o pagar. Pero todo fue tan rápido, tan bonita y como estuve en estado de coma no recuerdo mucho. La cosa es que no me aceptaron, no me dejaron pasar más allá. Eso ocurrió en el 94.

Veo que el aspecto material está muy presente en ti…
Sí, porque ahora es muy importante lo material en la vida más que lo afectivo. A veces lo afectivo estorba y hay que ser fría.

Me contabas la otra vez que conversamos que tu familia te marginó cuando tú te embarazas…
Porque era chiquilla, me botaron de la casa, mi tía me dijo: “te haces una extracción o te vas de la casa”. Yo decidí irme de la casa a la casa del papá de mi hijo. Mi mamá estaba en Colombia.

¿A raíz de ello tú empiezas a trabajar?
Sí, me fui a la selva a trabajar porque no tenía nada de dinero para mantener a mi hijo. Y metí en este trabajo porque como tenía desenvolvimiento de palabra me dieron trabajo en una tienda comercial, pero el jefe me pidió sexo. Después me fui a administrar la tienda de un señor y también me pidió sexo. En la tercera me voy a trabajar a la casa de un familiar de mi papá y también me piden sexo. Conocí a una amiga y le conté lo que me pasaba. Me dijo que trabajara y explotara mi cuerpo y que cuando mi familia me vea bien se van hacer los idiotas. Así que empecé a trabajar. Yo tenía 16 años. Trabajaba un año y descansaba otro, como era joven ganaba bien.

¿De la selva a dónde vas?
Me voy al “Troca”, llego de 18 años. He trabajado 6 años sin parar. Salvo por mi enfermedad.

¿Cómo llegas al “Troca”?
Mi misma amiga que me llevó a la selva.

Cuánto tiempo te demoraste en decidir en trabajar en el ambiente?
Poco tiempo, un día; estaba decidida.

¿Te dio miedo?
No, porque la preocupación de mantener a mi hijo era mayor.

¿Cómo fue la primera vez?
La primera vez fue traumante. Entró el primer cliente y comencé a llorar, le dije que era mi primera vez y me dio plata y salió. En el segundo cliente también me hizo lo mismo. Me dio plata y no me hizo nada. Recién el quinto me lo hizo. El no se compadeció; tampoco me salían las lágrimas. Lo hice, lo hice y cuando veo al final del día mi cartera estaba llena de plata. Al día siguiente fue menos y así pude mandar plata para mi hijo.

¿Después de un día de trabajo cómo te sentías?
Terminaba con mucho cansancio, quedaba matada y dormía todo el día hasta las 6 de la tarde.

¿No tenías tiempo libre para pensar?
Me sentía sola y prefería no pensar.

¿Por qué crees que las chicas se dedican a este trabajo?
No te podría hablar por otras, pero si te puedo decir que hemos tenido problemas con algún hombre o con algo de que en este trabajo nos sentimos bien, nos sentimos mujeres deseadas, agradable, nos levanta un poco nuestro ego. Hay hombres que nos dicen cosas bonitas, otros que nos dicen cosas feas. Hay de todo.

Me contaba otra chica que entrevisté que los clientes brindan compañía y comprensión, ¿compartes esa opinión?
Sí, hay clientes muy lindos que te quieren mucho. Yo al menos tengo mis amigos que me quieren bastante, se quedan conmigo una hora, hora y media, pagan la hora y media. Me dan bastante cariño y comprensión, me dan bastante fuerza de voluntad.

¿No te resulta torturador el hecho de que llegue un cliente, te de comprensión y cariño sabiendo que a la hora se va a ir y no sabes con seguridad si el cliente que sigue te va a tratar bien o mal?
Ganar tiene también sus desventajas, todo no va a ser felicidad. Aunque no tengo cosas bonitas que me hayan pasado. Porque tengo suerte en el trabajo no puedo tener suerte en otras cosas.

¿Cómo son tus clientes?
Tengo diferentes clases de amigos: homosexuales, bien varones, amigos jóvenes, toda clase de amigo porque doy toda clase de servicio: de dominación hasta papel de virgen; vendo toda clase servicios.

¿No te resulta un poco difícil asimilar todo eso?
No, porque entrando a mi trabajo asumo como 4 personas, 4 personalidades. Lo bueno que no se entremezclan en el trabajo y no salen del trabajo tampoco.

ALVARO GARCIA CORDOVA

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